Dulce Gonzales, su objetivo es poner en alto el nombre de la gastronomía dulce mexicana y demostrar que México es una potencia no solo en comida, sino también en repostería.
Por Brenda Vega
Dulce González nació en la Ciudad de México, se interesó en la gastronomía desde muy pequeña porque en su familia siempre cocinaron, su abuela y también su mamá la ponían a ayudar en la cocina, pero con todo y su amor por los hervores de las ollas tomó otro camino y estudió comunicación en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, pero ejerció poco tiempo.
Trabajó con la prestigiosa periodista mexicana Carmen Aristegui y realizó investigaciones en organizaciones como Mexicanos en Contra la Corrupción y la Impunidad, de periodista de investigación le regresó el amor por la gastronomía y es que en México no es fácil hacer investigaciones periodísticas con tono político debido a que es uno de los países en los que más periodistas mueren por ejercer su trabajo, así que buscó oportunidades como periodista gastronómica pero no tuvo suerte y viajó a España con la ilusión de estudiar un diplomado en periodismo gastronómico.
“Me postulé para el diplomado en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y fui aceptada”, comenta Dulce, pero como dice el dicho mexicano: uno propone y Dios dispone y es que al bajar del avión activó sus datos en el celular y se enteró de que pocas horas antes había recibido un correo informando sobre la cancelación del diplomado.
Encontrando la dulzura de la vida con Dulce González
La vida y sus planes dieron un vuelco y se fue a vivir con unos familiares a la provincia de Albacete donde conoció a su novio y se fueron a vivir a Barcelona, donde encontraron un curso de alta cocina en el Culinary Institute Barcelona. Sin que pasara mucho tiempo y por sus buenas notas, le ofrecieron una beca del 50 por ciento que luego sería completa para estudiar chocolate y pastelería.
“En esa escuela me cayeron veintes, me di cuenta de que todo tiene una razón de ser, que los ingredientes no se agregan a una receta nada más porque sí y entendí muchas de las enseñanzas de mi abuela en la cocina”, platicó Dulce con la voz llena de nostalgia, ahí empezó a crear platillos, inspirada en sus raíces culinarias.
¿Dónde estudió Dulce?
Realizó sus prácticas profesionales en la partida de pastelería del repostero mundialmente reconocido Jordi Roca, en el Celler de Can Roca, restaurante considerado en múltiples ocasiones como el mejor del mundo según el listado The World’s 50 Best.
Durante la pandemia abrió un blog para compartir sus recetas y sus publicaciones tuvieron tanto éxito, que las personas comenzaron a preguntar si vendía los postres que publicaba en la red social, fue así como nació Agridulce, su actual emprendimiento.
Creaciones culinarias como tamarindo con vodka y dulces populares en México, así como torito de cajeta, mamey y beso oaxaqueño, salen de las manos de esta mujer que además le hace honor a su nombre preparando pastelería, panadería y heladería con sabores muy mexicanos. En cuanto a la panadería, Dulce hornea garibaldis de cajeta con amaranto, carlota de guayaba, chocoflan, pastel imposible y conchas de hoja santa, solo por mencionar algunas delicias.
Su pasión está en la preservación de la tradición pero con un toque de vanguardia, uno de sus postres favoritos es la tartaleta de frutas, inspirada en su abuela Erminia Pérez Sánchez, porque era su postre favorito, lo compraba para celebrar su cumpleaños y Dulce creó su propia versión gluten free.
Su objetivo es poner en alto el nombre de la gastronomía dulce mexicana y demostrar que México es una potencia no solo en comida, sino también en repostería.
Redes sociales
Instagram: @agridulse_
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